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Iberia sumergida

  • Foto del escritor: Julia Carrillo
    Julia Carrillo
  • 5 oct 2017
  • 3 Min. de lectura

Seguimos como un río; misma canción, diferente agua. Ánimo para leerme.

1995. Bunbury compone este tema harto de la situación en Iberia. Digo Iberia aprovechándome del título. Nos han puesto en un plan tan gilipollas que vamos a convertir la palabra España en tabú para los que no simpatizamos con el PP ni CS aunque seamos españoles. Uno ya no sabe qué hacer o decir cuando no le apetece enarbolar ninguna bandera por falta de empatía con los que lo hacen (el único trozo de tela por el que yo lucharía sería por un vestido de Valentino en un mercadillo).

Soy española, vivo en Cataluña. No he tenido problemas. Tampoco los busco. Escucho a la gente de aquí y de allá. Me hago una idea general de la situación e intento que ésta tenga perspectiva (la mía, concretamente). Me gustaría escribir largo y tendido sobre EL TEMA (el único, la estrella de las sobremesas). Con suerte me quedaría dormida en equilibrio sobre el bolígrafo. Sin ella, me sacaría un ojo de la cabezada. Me crearía problemas por pensar demasiado y hasta el tedio. Caería mal a unos y a otros. Esto me interesa y afecta tanto como me aburre.

Abandono. Abandono igual que nos abandonan los políticos. Todos. Jamás lucharía por alguien que no me corresponde, que me crea problemas con los vecinos, que me convierte en recipiente de unas hostias que tendrían que ir para ellos.

Ellos, los que montan la partida. Nos han acostumbrado bastante con el circo/fútbol como para que no nos resulte extraña. Aprovechan un terreno de juego que previamente han creado. Nos invitan a participar al resto y nos dicen que somos los mejores para insuflarnos valor. En nuestro equipo somos más educados y menos radicales. Somos a los que nadie ha manipulado su educación ni pensamiento. Somos los que sabemos de qué va la democracia. Los de la razón. Hacer autocrítica no tendría sentido entre gente tan honrada como los nuestros. Somos hasta más altos y más guapos que el resto, o al menos a mi ya me da esa impresión, aunque digamos las mismas chorradas y sólo cambie el número de rayas de cada equipación. Porque somos un equipo, sí... Pero luego ellos no actúan como equipo. No veo deportividad. Sólo ellos mueven ficha haciendo de nosotros su ejército de peones; aquellos que se comen el marrón en el fragor de las batallas y en el día a día. Yo paso. No juego.

Veo a gran parte de la sociedad radicalizada por proteger su privilegiada especie, sea cual sea. Les han preparado durante mucho tiempo para que luego al soltarles la arenga adecuada salgan a la calle a partirse el pecho por ellos. Pues venga. Pasadlo bien y criticadme por quedarme en casa. Me cuesta mucho salir de ella para creerme más que nadie sin conocer a los otros y sus circunstancias (mención a Ortega y Gasset, señor dos por uno). Razones para cabrearnos nos sobran a todos, pero quizás sería más justo no hacerlo entre nosotros, no darles ese placer de megalómanos a los que creen que somos sus pequeñas criaturas. Yo sólo me dejo manipular por mis amantes. Prefiero echar un polvo a que me jodan.

Respecto al video, con una atmósfera muy a cuento de Halloween (con Franco era Todos los Santos), Wikipedia reza:

"Iberia sumergida" es uno de los pocos temas compuestos por Enrique Bunbury cuya letra puede considerarse explícita. La compuso en un momento en que la corrupción en España alcanzó sus más altas cotas, y nunca negó que "Iberia" representaba a España y "sumergida" a su caótica situación en aquel momento.

Con las habituales metáforas empleadas por Bunbury en sus composiciones, el tema aborda el tema del conformismo y la corrupción política y económica:

amanecí con los puños bien cerrados

y la rabia insolente de mi juventud.

La ingenuidad nos absuelve de equivocarnos

que cada uno aporte lo que sepa.

Te hicieron pan y ahí te consumimos

y la venganza es un trasto tan inútil.


 
 
 

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